La historia de un lápiz que quería ser un lapicero.

Dios siempre tiene un propósito para nosotros.
Este lápiz fue tomado de un hermoso roble y pulido hasta su perfección dejado con forma hermosa por una máquina que lo creó. Su interior estaba compuesto de carbón de otro árbol caído. Su nombre era No. 2 y estaba esperando su momento para salir al mundo. Cuando este momento llego fue tomado por un estudiante universitario que inmediatamente lo metió en una máquina para sacar de el aquel carbón que había sido puesto en el. Este proceso fue bastante doloroso para No. 2 y realmente no entendía el porque lo que todo parecía un cuento de hadas en sus primeros tiempo de vida se convertiría en una pesadilla en su futuro.
Su cabeza pasaba constantemente por el papel en blanco para enmendar los errores de aquel estudiante. Su cuerpo no salía de la boca de este el que contantemente lo mordía basado al estrés por el cual el estudiante pasaba.
Una noche, No. 2 conoció por primera vez un lapicero y comenzó a observar su comportamiento y su belleza, sus colores y sus diseños que lo hacia aun mas bello que el así que No. 2 deseo convertirse en un lapicero. Una gran luz apareció y lo vio con ternura y gran benevolencia  y esta luz cumplió su deseo convirtiéndose No. 2 en un lapicero.
Al día siguiente el joven estudiante estuvo buscando el lápiz en su bulto, pero no lo encontró, al contrario, vio un lapicero bastante hermoso y pensó que lo había tomado sin querer de algún escritorio así que en una de las clases lo dejo en cima del escritorio de uno de los profesores el lapicero se sintió abandonado y sin uso.
Pasaron varios días y este pensó que su deseo se había convertido en su maldición ya que siendo un lapicero nadie le había hecho caso aun con la belleza que tenía.
Al dia siguiente, un conocido escritor paso por ese salón de clases y vio el lapicero en lo que inmediatamente le pidió al maestro de turno si lo podía tomar y este muy amable le dijo que sí.
Desde este momento, el lapicero comenzó a ver las cosas de otro modo ya que comenzó a utilizar su tinta para firmar cheques y dar autógrafos. Su vida fue totalmente diferente desde ese momento.
Algunas veces el escritor falló pero este nunca borro, solo rayo por encima de su error y seguia hasta terminar. A esto siempre le llamaba borrador. Luego de lo que escribio sacaba lo mejor y a esto le llamaba terminado. Este siempre aceptaba de sus errores creando así grandes obras a la que el escritor llamaba libros.
Nadie sabe en lo que nos vamos a convertir en el mañana.
Al momento de que su tinta se acabó, el escritor busco otro cartucho y le prolongo su vida.
Un lápiz esta diseñado para escribir y borrar los errores, en cambio un lapicero esta diseñado para escribir con tinta y no borrar los errores.
Todos tenemos que vivir siendo lapiceros y aceptar cada una de las cosas que hacemos. El buen Cristiano tiene siempre que saber lo que escribe y lo que dice porque delante de los ojos de Dios nada puede ser borrado. Los errores son perdonados y se aprende a vivir con ellos.
Hagamos de nuestra vida pasada un borrador y comencemos a escribir nuestra hermosa obra para el futuro.
Dios siempre estará mirándonos con ojos tiernos solo espera tu tiempo y verás su poder.


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